La obra está proyectada sobre el río Nahueve, en el norte de la provincia. Organizaciones sociales alertan sobre los peligros que implicará para el ecosistema y la vida de quienes habitan en el lugar. Las obras vulneran leyes ambientales y derechos de pueblos indígenas y campesinos.
Familias campesinas de las localidades neuquinas de Bella Vista y Villa Nahueve fueron intimadas a desalojar sus territorios por el gobierno local (que encabeza Carlos Burgos) y el Poder Judicial provincial, a través del juez Carlos Choco. “Volvemos a hacer nuestro llamado de alerta a toda la población del norte neuquino para unirnos en la defensa de la vida campesina y a expresarnos como pueblos a favor de los ríos libres, la naturaleza y de la cultura de este lugar que peligra con estos proyectos», señalan diversas organizaciones socioambientales a través de un comunicado. «No son necesidades de los pueblos sino que por el contrario: desalojan, dañan el ambiente y dejan pobreza y sequía”, advierten.
Si bien no hay una orden de desalojo, la intimación para que las y los pobladores dejen sus casas fue enviada por el gobierno local y el juez Choco. Se trata del mismo magistrado que tiene en bajo su competencia la resolución del pedido de suspensión de la obra de la Represa en el Nahueve, iniciada en julio de 2020. La suspensión fue reclamada por las mismas organizaciones a través de una medida cautelar, por los «innumerables daños ambientales, ecológicos, poblacionales, de tránsito y afectación de la calidad de vida de quienes habitan la zona» que está causando la obra. Sin embargo, el juez Choco aún no ha dado lugar a la acción judicial, presentada el 18 de agosto de 2020.
Son cuatro las familias que en los últimos días fueron intimadas a desalojar y 13 afectadas en total por la obra de la represa iniciada en julio pasado. El comunicado fue firmado por la Asamblea del Agua del Norte Neuquino (AANN), la Asamblea Permanente del Comahue por el Agua de Neuquén (APCA), la Asamblea Popular Zapala en defensa del Agua y el Acuífero (APZA), la Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Loncopue y Caviahue (AVAL) (AVAC), la Asamblea Socioambiental de Junín de los Andes, la Asamblea por los Ríos Libres, la Red Jarilla de Plantas Saludables, la Asamblea Socioambiental de Plottier y Ambiente en Lucha Izquierda Socialista.
Las organizaciones también anticipan que «en la zona de Colomichi Có – Varvarco se proyecta otra represa con un paredón de 50 metros de alto y 300 hectáreas bajo agua«. También informan que «varias familias campesinas ya fueron ‘visitadas’ por ‘técnicos’ e ‘ingenieros’ de la Provincia que ‘pispean’ las tierras y arriban con el engaño de la promesa del ‘título de propiedad’ (que la provincia adeuda a las familias que históricamente habitaron el lugar), galpones, mejoras y pastos que nunca llegan y que debieran ser inversión e infraestructura productiva».
A fines de julio, la empresa Rovella Carranza empezó a trabajar en el obrador que dañó el espacio del Eltun (cementerio mapuche) junto al arroyo Caripil, comprendido dentro de la parcela de un poblador de quien se exhibe una supuesta autorización firmada por él aunque no domina la lectoescritura.
«Una de las leyes que se infringen en estos proyectos es la ley de información pública», resalta Natalia Carzoglio, integrante de las Asambleas del Agua del Norte Neuquino, en diálogo con Tierra Viva. «Las acciones que se aproximan son de resistir el desalojo si llegaran las órdenes y de seguir convocando a actividades de conversatorios, de trabajo virtual con las escuelas con cartillas sobre la problemática», afirma la activista. Y señaló que tienen en marcha otro recurso de amparo colectivo ambiental desde el año pasado, donde pidieron que se realice un nuevo impacto de estudio ambiental y la consulta vecinal.
Proyecto Nahueve
La obra “Proyecto Multipropósito Nahueve”, llevada a cabo por la empresa Rovella Carranza en las orillas del río Nahueve, busca represar el curso de agua. Se trata de un río cristalino de cordillera. Nace en la desembocadura de las lagunas de Epulaufquen y desemboca en el río Neuquén. Se ubica en el departamento Minas, al norte provincial.
Se trata de una supuesta iniciativa de la Administración Provincial del Agua (APA) de Neuquén que data de la década del 80, cuando se realizaron los estudios iniciales. La Agencia para la Promoción y Desarrollo de Inversiones del Neuquén (ADI-NQN), fue la encargada de buscar inversores para el proyecto a partir del año 2008, cuando fue creada. La primera etapa de la obra fue adjudicada el 3 de junio del 2020 a la constructora Rovella Carranza en asociación con Industrias Metalmecánicas Especiales S.A. y canteras CN Sapag.
El proyecto prevé entubar el río Nahueve en una cañería de casi cuatro metros de diámetro, para lo cual tienen que hacer una fosa en la tierra por medio del pueblo Los Carrizos y obstruir el paso y la vida de los pobladores del lugar. El caudal que se proyecta derivar y entubar del río (18 metros cúbicos por segundo) es la mitad de su caudal medio, con lo cual se ve en riesgo la provisión de agua, el microclima, la vegetación y las costas de aguas abajo de la represa, con riesgo de sequía en los meses de verano y otoño. A su vez, no se garantiza el caudal mínimo ecológico necesario para el funcionamiento del ecosistema.
El daño ambiental
Las organizaciones de la zona anticipan impactos ambientales en las aguas de vertientes, arroyos y demás fuentes de agua natural de la zona, así como en las formaciones basálticas de la Villa Nahueve, hábitat de cóndores y otras aves. También se prevén impactos auditivos, del aire y agua por movimientos de áridos y maquinarias en la etapa de construcción de la obra. «Cuando se mueve de manera abrupta el suelo circundante de las vertientes el suelo y las mismas se corren y/o se secan; de esta manera se divide el flujo del agua y en consecuencia se afectan las vertientes, los mallines y las napas subterráneas», señalan desde el activismo socioambiental neuquino.
Por otra parte, indican que el tramo del río Nahueve que pasa por la costa de Los Carrizos se reduciría a un arroyo (o menos) y en sus costas están previstas canteras de extracción y depósitos (residuos) de materiales contaminantes, afectando actividades recreativas, balnearios y pesca.
La realización de la represa implicará una alteración de la fauna actual del río por siembra de peces y la pérdida de la biodiversidad acuática propia del lugar. También afectará a los bosques nativos de la zona. La presencia de líneas de alta tensión representa, además, un grave peligro de colisión y muerte de aves rapaces, patos, gansos, bandurrias y cisnes, constituyendo así una barrera adicional que impone a las personas para la sobrevivencia de estas y otras especies.
«La obra atenta contra la vida campesina y productores del lugar, afecta un tramo de ruta de arreos, implica traslado de habitantes en el lugar de la central hidroeléctrica y chacras que están en el trazado del canal, afectando las producciones locales de frutales, pasturas, huertas, ganados, aves de corral y apicultura», subrayan las organizaciones.
Asimismo, explican que el estudio de impacto ambiental no previó el análisis de posibles riesgos sísmicos que se pueden dar por las represas (embalses) en zona de fallas como lo es la Cordillera del Viento y de los Andes por variación de la velocidad de caudal e impacto de los saltos donde se genera energía. Tampoco menciona el impacto u obras de resguardo sobre el sitio arqueológico (“cementerio ancestral Caripil”) que se encuentra cercano al área de la obra, el cual solicitan que sea declarado y protegido como patrimonio cultural.
El proyecto de la represa en el río Nahueve forma parte de uno de los 20 “microemprendimientos energéticos”, denominados así por el ADI-NQN, que se planifican realizar sobre la cuenca del Río Neuquén con el fin de inyectar al sistema de interconexión nacional aproximadamente 3000 MW (4,6 Mw aportaría la represa del Nahueve).
Las organizaciones socioambientales advierten que los pueblos de la región no necesitan más energía eléctrica y denuncian que las obras son para proveer de electricidad a petroleras y mineras.
Según la Comisión Mundial de Represas, las hidroeléctricas causan profundos e irreversibles impactos ambientales, incluyendo la extinción de especies, la pérdida de bosques, humedales y tierras agrícolas. El 20 por ciento de los terrenos regados de las represas grandes se pierden por la salinización y el anegamiento y el cinco por ciento del agua dulce del mundo se evapora de los embalses. Además de la afectación de los ecosistemas y la pérdida del patrimonio cultural que queda sumergido para siempre, las represas han generado entre 40 y 80 millones de personas desplazadas en el mundo.
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